Grete Stern: figurando sueños de subversión
No es ninguna novedad que a las mujeres nos ha resultado históricamente difícil el desarrolarnos como profesionales en diversos entornos de trabajo dominados por los hombres. Esto es aún más cierto en el caso de las mujeres artistas en la década de 1930: Stern tuvo que luchar contra todos los pronósticos imaginables e inimaginables, a fines de convertirse en una de las pioneras de la fotografía moderna en la Argentina y un referente del arte de protesta en el mundo. Además de haber fundado el multipremiado estudio de fotografía y diseño ringl+pit con su amiga Ellen Auerbach en 1930 en Berlín, también logró presentar la primera exposición unipersonal como mujer en Buenos Aires en 1943. Además, entre 1948 y 1951, contribuyó semanalmente con la columna "El psicoanálisis le ayudará", con una serie de fotomontajes titulados "sueños". Publicados en la revista argentina Idilio -editada por el sociólogo Gino Germani, bajo el seudónimo de Richard Rest- esta distribución fue muy leída por un público femenino, contribuyendo así a forjar sus identidades a través de perspectivas psicoanalíticas de los sueños de las mujeres de clase trabajadora. Movilizadas hacia el ascenso social mediante las promesas del presidente Juan Domingo Perón -así como la figura de su primera esposa Eva Perón-, estas mujeres se encontraron con la urgencia de comprender su papel dentro de sus hogares y la sociedad.
Estas fotonovelas encauzaron su camino de investigación y experimentación, y lograron condensar de manera cuasi-fílmica una narración entera dentro de un marco. Esto fue claramente influenciado por las técnicas de publicidad desarrolladas en sus primeros años; pero al mismo tiempo con rasgos no convencionales, que la llevaron a un camino medio entre las campañas de publicidad y la rareza surrealista. Siguiendo su capricho subversivo, no sólo construyó todo un universo que condenaba la sumisión; sino que de alguna manera, incluso se burló del mismo psicoanálisis freudiano, al romper sutilmente con sus patrones y lineamientos en sus composiciones, con el fin de mostrar sus propias opiniones sobre la cuestión. De hecho, teniendo en cuenta el núcleo falocéntrico de las teorías freudianas, de alguna manera el psicoanálisis y la liberación femenina no son necesariamente sinónimos inequívocos. Al mismo tiempo, cambiando el nombre de sus obras en exposiciones posteriores -y por tanto, apartándose de los títulos indicados por Germani- Stern dio un claro indicio de su objetivo de crear una agenda propia.
Estas fotonovelas encauzaron su camino de investigación y experimentación, y lograron condensar de manera cuasi-fílmica una narración entera dentro de un marco. Esto fue claramente influenciado por las técnicas de publicidad desarrolladas en sus primeros años; pero al mismo tiempo con rasgos no convencionales, que la llevaron a un camino medio entre las campañas de publicidad y la rareza surrealista. Siguiendo su capricho subversivo, no sólo construyó todo un universo que condenaba la sumisión; sino que de alguna manera, incluso se burló del mismo psicoanálisis freudiano, al romper sutilmente con sus patrones y lineamientos en sus composiciones, con el fin de mostrar sus propias opiniones sobre la cuestión. De hecho, teniendo en cuenta el núcleo falocéntrico de las teorías freudianas, de alguna manera el psicoanálisis y la liberación femenina no son necesariamente sinónimos inequívocos. Al mismo tiempo, cambiando el nombre de sus obras en exposiciones posteriores -y por tanto, apartándose de los títulos indicados por Germani- Stern dio un claro indicio de su objetivo de crear una agenda propia.
Nueva Objetividad y el Reino del Revés:
Si uno tuviera que elegir una palabra para definir el trabajo de Grete Stern tanto artística como ideológicamente, el término más adecuado posiblemente sería "oposición". En este sentido, su principal preocupación siempre ha sido el subvertir la relación entre el observador y lo observado, denotando una clara herencia de sus años en la Bauhaus con su profesor Walter Peterhans (un claro referente de la Neue Sachlichkeit o Nueva Objetividad, que promovía una observación desde muy cerca). Atribuyéndole a su maestro su capacidad de ver las cosas fotográficamente, Stern afirmaba que le había enseñado una nueva forma de mirar: el decidir en primer lugar qué punto de vista tomar. Esto se puede observar claramente en su trabajo, donde los roles son por lo general cuestionados, invertidos y puestos en tela de juicio. En este sentido, el patriarcado no sólo es visto como una fuerza alienante (con figuras machistas monstruosas amenazando a las amas de casa o transformándolas en electrodomésticos), sino también como un fenómeno aceptado por las propias mujeres que, con el fin de mantener su vida segura y sin alteraciones, terminan actuando como cómplices de esta dinámica objetable.
Plasmando las caras de Chaco:
En 1959, cuando fue invitada a enseñar un seminario de fotografía en la Universidad del Nordeste, en Resistencia (Chaco, Argentina), Stern descubrió otro tema de investigación: la vida de los aborígenes en el Gran Chaco. Para llevar a cabo esta proeza, logró conseguir una beca del Fondo Nacional de las Artes en 1964, gracias a la cual pudo viajar por el noreste de Argentina documentando sus problemas socio-culturales, y retratando su cultura y su alma. Una vez más, su objetivo no era encuadrar su cultura en una representación superficial o mera crónica, sino crear conciencia acerca de sus condiciones de vida y la riqueza de su cultura, particularmente sus habilidades artesanales. Una vez más, Stern utilizó su don artístico para una misión más grande que el entretener al ojo del espectador, recordándonos el extenso poder transformador de las Artes.
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